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La ciclicidad femenina: la senda de vuelta a vos


En nuestros cuerpos de mujer, desde la menarca hasta la menopausia, ocurre un ciclo que se repite cada mes de aproximadamente 28 días y a lo largo del cual se produce una danza de hormonas que con sus ondulaciones, van generando cambios.


Todos los meses nuestro cuerpo se preparan para la posibilidad de crear, albergar y gestar. Por habitar cuerpos de mujer con órganos sexuales femeninos, estamos sincronizadas y profundamente conectadas con los ritmos naturales de vida-muerte-vida, y mas allá de que tengamos útero físico o sutil, amenorrea, o estemos plenopáusicas, esta información está en nuestra ADN.


Hay una correspondencia entre el ciclo menstrual y el ciclo lunar, el cual también es de 28 días y de hecho la ovulación es análoga a la luna llena y la menstruación, a la luna nueva. Incluso puede que si prestamos atención, descubramos que nuestras fases menstruales coincidan con las de la luna: ovulación en luna llena o nueva, y menstruación en luna nueva o llena. Es posible que el

ciclo femenino tenga una duración diferente al lunar, ¡pero lo maravilloso es que puede alargarse o acortarse para que cada mes la menstruación se dé en un momento próximo a una de esas dos fases!(llena o nueva).


Las distintas fases del ciclo menstrual son análogas a las estaciones: menstruación con el invierno , fase preovulatoria o folicular con la primavera, ovulación al verano y la lútea o premenstrual con el otoño. Cada fase tiene su propia sabiduría y regalo, ¡de los que podemos disponer si nos conectamos y entregamos a esta danza!


Nuestra energía va variando también, llegando a su punto máximo en la ovulación y disminuyendo hacia la menstruación. Todos los meses tenemos en nuestro interior la chispa de la vida (no solo de bebés, sino de cualquier creación) y también todos los meses tenemos el poder de la renovación y renacimiento con la menstruación, momento de soltar lo viejo para darle lugar a lo nuevo.


En la ovulación, al tener más energía disponible, es probable que estemos más productivas y enérgicas, como también lo es que al menstruar necesitemos estar más hacia adentro y descansar. Según el momento en el que estemos tenemos distintas necesidades de alimentación, sueño, descanso. Van variando - entre muchas otras cosas - la temperatura vaginal, el peso, la retención de líquidos, los latidos del corazón, el tamaño y la turgencia de las mamas, el flujo vaginal, la capacidad visual, auditiva y de concentración mental, el umbral de dolor.


Con todo esto queda claro que no somos lineales y no estamos igual todos los días. Pretender serlo es exigirnos algo que no está en nuestra naturaleza, y si no lo aceptamos, no solo nos exigimos y frustramos sino que nos vamos desconectando de nosotras mismas, sin tener en cuenta nuestras necesidades y tiempos. También hay que contemplar que esto se da en un contexto social que valora e impone la linealidad masculina, y se ve a lo cíclico como debilidad. Estar cansadas y no rendir algunos días es un problema. Además, el sangrado menstrual es algo que muchas veces se oculta y se vive con vergüenza.


Entre los síntomas de desconexión podemos encontrar la rigidez física y mental, frustración, enojo, cansancio, tensión, necesidad constante de estar en modo productivo, culpa por descansar, sensación de que nunca llegas, utilización del "tengo que" y el "debería" habitualmente. Todos ellos no son más que distintas señales que envía el cuerpo y tu ser con sabiduría ¿te permitís escucharlas, les das lugar? ¿o te frustras?


Hay un ejercicio simple y práctico que hoy te quiero compartir para empezar a visibilizar y cuestionar tus exigencias y mandatos. Consiste en dibujar dos columnas: YO DEBERÍA y YO NECESITO. La de debería en general es muy fácil, escribí TODO. La segunda es más compleja ya que es una pregunta que muchas veces no nos hacemos, e implica registrarnos, mirar hacia adentro, reconocer nuestros límites y escuchar nuestro cuerpo y emociones.


Tu cuerpo es tu brújula: aprender a registrarlo es el regalo más grande que podes darte, y lo que te llevará de vuelta a casa.


¡Ojalá todas podamos recordar y retomar esta senda!


Francisca






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